Folia
Tan solo
el sonido de la palabra folia
me
sobrecoge
y tan
solo… ¡significa tanto!
canto y
hechizo,
llanto y
grito.
Folia es
lo profundo,
el
recodo más hondo
y
escondido,
el
querer sepultar,
pero la
renuncia al olvido.
Folia es
el sabor de la añoranza,
el
intento de atrapar lo querido,
pero al
hacerlo
todas
las escenas
se convierten en aire
se convierten en aire
y en su
vuelo
desaparecen,
pareciendo escapar de puntillas.
Folia es
la satisfacción
de los
trenes escogidos
y el
sonido machacador de la desdicha
por
haberlos perdido.
Folia es
lo que hemos desechado
o los
que nos han abandonado,
es aquel que no hemos borrado,
es aquel que no hemos borrado,
es la
ausencia,
es el dolor
de los años pasados
y el
canto amargo
de quien no nos quiso.
de quien no nos quiso.
Folia es
más que una voz,
es el
pensamiento dedicado
hacia el
que nos rechazó,
o el que
simplemente marchó
diciéndote
que eras lo más querido.
Folia son
las palabras no dichas,
los amores
no olvidados,
los
recuerdos que sin pretenderlos
asoman
para nadar en la pena
es la
vista pensativa
de cómo
corre la vida
y con
qué rapidez
han pasado los años.
Folia es
saber llevar la arruga,
pero
cuando ya la vejez ha hecho mella
quisieras
estirar no solo la piel,
y aunque tan solo por un día,
y tan
sólo por un instante,
revivir el
de mayor felicidad,
porque
eso, amores…
¡eso es folia!
¡eso es folia!
Martina
Villar Hernández
Texto de Folia, agua y flamenco, Beginbook Ediciones